En una entrevista de restauración de bendiciones, un hombre al lado de su esposa relataba su conversión, su primera esposa, tres hijos, su fuerte impulso a lo material, llevó a descuidarlos y al divorcio, todo se derrumbó. Vendió su negocio, se mudó y empezó a vivir según el mundo que lo hundió más y más. Luego conoció a una mujer diferente tenía principios y se casaron. Al mes, la esposa lo sorprendió al preguntarle: "¿Por qué vislumbro bondad y grandeza en ti y luego se van, a veces siento que estoy casada con medio hombre?". El conmovido dijo: “Es hora de que lo sepas: Soy miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”. Y le explicó los principios básicos, el sacerdocio, su matrimonio en el templo con su exesposa. Cuando termino, ella estaba llorando. Y le dijo que nunca había escuchado algo tan hermoso. Preguntó: "¿Cómo podemos traer esas bendiciones a tu vida para que permanezcan?" Él le dijo buscar un obispo, confesar, ir a un con...
"AQUÍ NO HALLARÁS LOS FRUTOS, SINO SÓLO LAS SEMILLAS."