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Mostrando entradas de junio, 2015

Ustedes son hijos e hijas de Dios. No los rechazaremos, porque los amamos

Un agradable joven de poco más de veinte años se hallaba sentado frente a mí. Tenía una sonrisa simpática, aunque no sonrió mucho durante nuestra conversación. Lo que más me llamó la atención fue el dolor que se reflejaba en sus ojos. “No sé si debo seguir siendo miembro de la Iglesia”, me dijo. “No creo ser digno”. “¿Por qué no habrías de ser digno”, le pregunté. “Porque soy homosexual”. Supongo que pensó que sus palabras me iban a sorprender. Pero no fue así. “¿Y qué…?”, le pregunté. Una expresión de alivio le cruzó la cara al percibir la compasión en mí. “No me atraen las mujeres, sino los hombres. He tratado de dejar de lado esos sentimientos o de cambiarlos, pero…” Dejó escapar un suspiro. “¿Por qué soy así? Los sentimientos que tengo son algo muy real”. Permanecí en silencio un momento y luego le dije: “Necesito saber un poco más antes de aconsejarte. Mira, la atracción hacia los del mismo sexo no es un pecado, pero las acciones provocadas por esos sentimientos sí l