Cada uno lleva una carga personal compuesta de exigencias y oportunidades, obligaciones y privilegios, aflicciones y bendiciones, opciones y limitaciones. Dos preguntas orientadoras nos pueden resultar útiles : “¿Produce la carga que llevo la tracción espiritual que me permitirá seguir adelante con fe en Cristo por el sendero estrecho y angosto y que evitará que me quede atascado? ¿Crea la carga que llevo la suficiente tracción espiritual para que finalmente pueda regresar a vivir con el Padre Celestial?”.
Llevar una carga es un elemento necesario y esencial del plan de felicidad. Debido a que nuestra carga personal tiene que generar tracción espiritual, debemos tener cuidado de no acarrear en la vida tantas cosas agradables pero innecesarias que nos distraigan y desvíen de las cosas que verdaderamente tienen mayor importancia.
El Salvador dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. “Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. “Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” (Mateo 11:28–30).
Un yugo es una viga de madera que generalmente se utiliza entre un par de bueyes o de otros animales, y que les permite tirar de una carga juntos. El yugo coloca a los animales lado a lado, a fin de que puedan moverse juntos para lograr una tarea.
Consideren la invitación particular e individual que hace el Señor de “llevad mi yugo sobre vosotros”. El hacer y guardar convenios sagrados nos ata al Señor Jesucristo y al yugo junto con Él. En esencia, el Salvador nos está invitando a depender de Él y a tirar de la carga junto con Él, aunque nuestros mejores esfuerzos no sean iguales a los de Él, ni se puedan comparar. Cuando confiamos en Él y tiramos de la carga junto con Él durante la jornada de la vida terrenal, realmente Su yugo es fácil y ligera Su carga.
David A. Bednar / Abril 2014
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