Ir al contenido principal

SER CONSTANTES EN EL HOGAR: La constancia en pequeñas cosas nos lleva alcanzar resultados espirituales significativos

Mientras nuestros hijos crecían, hicimos lo mismo que ustedes han hecho y hacen actualmente: Con regularidad orábamos en familia, estudiábamos las Escrituras y efectuábamos la noche de hogar. Pero estoy seguro de que lo que les voy a describir nunca ha ocurrido en su hogar, pero sí ocurrió en el nuestro.

A veces mi esposa y yo nos preguntábamos si nuestros esfuerzos por hacer estas cosas espiritualmente esenciales valdrían la pena. De vez en cuando leíamos los versículos de las Escrituras en medio de exclamaciones como: “¡Fulano me está tocando!” “¡Dile que no me mire!” “¡Mamá, él está respirando mi aire!”. Otras veces las oraciones sinceras eran interrumpidas por risitas y codazos; y con varoncitos activos y bulliciosos, las lecciones de la noche de hogar no siempre daban como resultado altos niveles de aprovechamiento espiritual. Había momentos en los que mi esposa y yo nos exasperábamos porque los hábitos de rectitud que tanto nos esforzábamos por fomentar no parecían dar los resultados espirituales inmediatos que deseábamos y esperábamos.

Si hoy les preguntaran a nuestros hijos adultos lo que recuerdan de la oración familiar, del estudio de las Escrituras y de la noche de hogar, creo que sé cómo contestarían. Seguramente no definirían una oración en particular ni una ocasión especial del estudio de las Escrituras ni una lección particularmente importante de la noche de hogar como el momento crucial de su desarrollo espiritual. Lo que dirían que recuerdan es que nuestra familia era constante.

Mi esposa y yo pensábamos que el máximo resultado que podíamos obtener era ayudar a nuestros hijos a comprender el contenido de una lección en particular o de un pasaje determinado de las Escrituras. Pero eso no ocurre cada vez que estudiamos u oramos o aprendemos juntos. Tal vez la lección más grande que aprendieron —una lección que en ese momento no apreciamos en su totalidad— fuera la constancia de nuestro intento y labor.

En mi oficina tengo un hermoso cuadro de un campo de trigo. La pintura se compone de una vasta colección de pinceladas, ninguna de las cuales sería interesante o impresionante si estuviera aislada. De hecho, si uno se acerca al lienzo, todo lo que se aprecia es una masa de pinceladas de pintura amarilla, dorada y marrón que aparentemente no tienen relación ni atractivo alguno. Sin embargo, al alejarse gradualmente del cuadro, todas esas pinceladas se combinan, y juntas producen un magnífico paisaje de un campo de trigo. Son una infinidad de pinceladas ordinarias y sueltas que se unen para crear una bella y cautivadora pintura.

Cada oración familiar, cada episodio de estudio de las Escrituras en familia y cada noche de hogar es una pincelada en el lienzo de nuestras almas. Ninguno de esos hechos por sí solo puede parecer muy impresionante o memorable, pero así como las pinceladas amarillas, doradas y marrones se complementan entre sí y producen una obra maestra impresionante, de la misma manera
. “Por tanto, no os canséis de hacer lo bueno, porque estáis poniendo los cimientos de una gran obra. Y de las cosas pequeñas proceden las grandes” (D. y C. 64.33). La constancia es un principio clave para poner los cimientos de una gran obra en nuestra vida personal y para ser más diligentes y atentos en nuestro hogar.

El ser constantes en nuestro hogar es importante por otra razón. Muchos de los reproches más duros del Salvador estaban dirigidos a los hipócritas. Jesús amonestó a Sus discípulos concerniente a los escribas y a los fariseos: “…no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, pero no hacen” (Mateo 23:3). Esa fuerte amonestación es solemne en el consejo de “expresar amor y demostrarlo”, de “dar testimonio y vivir de acuerdo con él”, y de “ser constantes”.

La hipocresía que pueda haber en nosotros se discierne más claramente y causa mayor destrucción dentro de nuestro propio hogar. Y los niños son con frecuencia sumamente alertas y sensibles cuando se trata de reconocerla.

Una declaración pública de amor cuando las demostraciones privadas del mismo faltan en el hogar es hipocresía y debilita los cimientos de una gran obra. El hecho de testificar públicamente cuando faltan la fidelidad y la obediencia dentro del propio hogar es hipocresía y socava los cimientos de una gran obra. El mandamiento, “No dirás contra tu prójimo falso testimonio” (Éxodo 20:16) se aplica más directamente al hipócrita que hay dentro de cada uno de nosotros. Todos debemos ser y mantenernos más constantes. “…sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, en conducta, en amor, en espíritu, en fe y en pureza” (1 Timoteo 4:12).

Al esforzarnos por buscar la ayuda del Señor y Su fortaleza, lograremos reducir gradualmente la disparidad que existe entre lo que decimos y lo que hacemos, entre expresar amor y demostrarlo constantemente, entre dar testimonio y vivir firmemente de acuerdo con él. A medida que seamos más fieles para aprender, vivir y amar el Evangelio restaurado de Jesucristo, llegaremos a ser más diligentes y atentos en nuestro hogar.

Elder DAVID A. BEDNAR

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Llamados por revelación o desesperación...?

Quisiera considerar aquí el silencioso milagro que tiene lugar en el llamamiento de los miembros a determinados cargos, y su respuesta al mismo. Esta semana tuvimos una reunion general del Sacerdocio donde sostuvimos a un nuevo Consejero de Estaca, Secretario de Estaca y 06 nuevos miembros del sumo consejo. Siempre me siento más humilde ante éste, el milagro del procedimiento que se sigue en la Iglesia para efectuar un llamamiento, y el testimonio cuando lo recibimos y respondemos a él.En 02 oportunidades fui llamado a presidir una unidad y he participado en llamamientos de Obispos y es necesario considerar cuidadosamente la necia idea a veces de alguien que piese que no haya inspiración en esto. Quisiera compartir para ilustrar esto, la importante lección que aprendí; de Boyd K. Packer que en aquel entonces era miembro del sumo consejo de una estaca, y en una ocasión su presidente de la estaca había presentado en su reunión el nombre de un hombre, al cual se deseaba llamar a un cargo...

"YO HE SIDO MISIONERO”

CUANDO LAS SOMBRAS DE LA NOCHE LLEGUEN Y YA TE ENCUENTRES LEJOS CUANDO EL ADIÓS DE NUESTROS LABIOS SEAN UN CALIDO RECUERDO RECIÉN COMPRENDERÁS QUE HA COMENZADO EL ESTRECHO SENDERO DE LA ETAPA MAS BUENA DE TU VIDA LA DE SER MISIONERO CUANDO ESA GENTE HASTA HOY DESCONOCIDA LLEVES EL EVANGELIO CUANDO QUIZÁS LAS PUERTAS SE TE CIERREN RUIDOSAS… O EN SILENCIO CUANDO IMPOTENTES Y SENTIDAS LAGRIMAS SURQUEN TU ROSTRO TENSO RECIÉN SABRÁS SI ESE, TU TESTIMONIO Y TU PROFUNDA FE SON VERDADERAS CUANDO TUS PIES SOPORTEN LAS AMPOLLAS Y NO TE IMPORTE EL VIENTO NI LA LLUVIA, NI EL FRIÓ QUE CASTIGUEN IMPLACABLES TU CUERPO CUANDO SOLO EL SEÑOR SEA TU META Y ÚNICO PENSAMIENTO RECIÉN COMPRENDERÁS CON MUCHO GOZO QUE EN CRISTO ESTAS CRECIENDO CUANDO PASEN LOS DÍAS Y LOS MESES Y QUIERAS DETENERLOS PORQUE COMPRENDES QUE EL OBRAR POR CRISTO Y EL VIVIR POR CRISTO ES LO MAS BELLO CUANDO SIENTAS QUE ES COMO SI ESTALLARA TODO EL CAUDAL DEL AMOR QUE LLEVAS DENTRO RECIÉN COMPRENDERÁS QUE ESTA EL ESPÍRITU DENTRO DE TI ...

JOSÉ: El más digno de todos los mortales

Como padre, he pensado muchas veces en José, ese hombre fuerte y silencioso, casi desconocido, que debió de haber sido el más digno de todos los mortales para ser el padre adoptivo del Hijo viviente de Dios. Fue José el elegido entre todos los hombres para enseñar a trabajar a Jesús; fue José quien le enseñó los libros de la Ley; fue José quien, en la soledad del taller, le ayudó a comenzar a comprender quién era Él y lo que llegaría a ser. Con lo que José debió de haber sentido al caminar por las calles de una ciudad desconocida, sin amigos ni familiares cerca, sin nadie que estuviera dispuesto a tenderle una mano. En esas últimas y más dolorosas horas de su "confinamiento", María cabalgó o caminó aproximadamente ciento sesenta kilómetros, desde Nazaret en Galilea, hasta Belén en Judea. Con toda seguridad, José debió haber llorado ante la valentía silenciosa de ella. Y solos, sin que nadie se percatara de su situación, rechazados por los seres humanos, tuvieron que ir a un...