Ir al contenido principal

"Sí, hijo, estoy despierto".



Hace muchos años llevé a nuestro único hijo, que era sólo un niño, en su primer viaje de campamento y pesca. El cañón era empinado y el descenso era difícil; pero la pesca era excelente. Cada vez que un pez mordía mi anzuelo, le daba la caña al emocionado muchacho, quien, con gritos de alegría, terminaba de sacar la bella trucha.

En las sombras y la frescura de la tarde que caía, empezamos a subir la elevada montaña. Él se apresuró antes que yo y me decía: "Vamos, papá; a que te gano a llegar hasta arriba". El reto cayó en oídos sordos. Su pequeño cuerpo literalmente parecía volar alrededor de cada obstáculo y cuando parecía que yo iba a desfallecer con cada paso, él llegó a la cima y se volvió para darme ánimo.

Después de cenar nos arrodillamos para orar; su vocecita se elevó dulcemente hacia los cielos en una plegaria para dar fin a nuestro día. Después nos metimos en una gran bolsa de dormir y luego de empujar y tirar un poco, su cuerpecito se acurrucó fuertemente contra el mío para recibir calor y seguridad durante la noche. Al contemplar a mi hijo a mi lado, de pronto sentí una ola de amor pasar por mi cuerpo con tal fuerza que hizo que se me salieran las lágrimas. En ese preciso momento, él me abrazó y dijo:

"Papá".

"Sí, hijo".

"¿Estás despierto?"

"Sí, hijo, estoy despierto".

"Papi, ¡te quiero un millón y un trillón de veces!"

Inmediatamente se quedó dormido, pero yo permanecí despierto hasta altas horas de la noche, expresando mi gratitud por las maravillosas bendiciones que representaba el cuerpecito de aquel niño.

Mi hijo es ya adulto, con un hijo propio. De vez en cuando, los tres salimos a pescar. Al ver a mi nieto pelirrojo junto a su padre recuerdo la imagen de aquel momento maravilloso de hace mucho tiempo. La pregunta inocente: "Papá, ¿estás despierto?", aún acude a mi corazón.

A todo padre, hago la misma pregunta penetrante: "Papá, ¿estás despierto?". ¿Se preguntan sus hijos si ustedes están dormidos en lo que respecta a las cosas que tienen más importancia para ellos? Permítanme decirles que hay varios aspectos que nos indicarán si estamos 'despiertos' o 'dormidos' a la vista de nuestros hijos.

Primero, nuestro amor a Dios y el aceptar nuestro papel como líder de la familia al guardar Sus mandamientos. Hace algunos años, después de una conferencia de estaca, tuve la impresión de visitar a un hermano que se había alejado de la Iglesia. Lo encontramos trabajando en el jardín. Me acerqué y le dije: "Estimado hermano, el Señor Jesucristo me ha enviado a verlo; soy el élder Hammond, uno de Sus siervos".

Nos dimos un abrazo y entramos en su hermoso y modesto hogar. Él llamó a su esposa y tres hijos para recibirnos; dos apuestos jovencitos y una bella jovencita se sentaron al lado de sus padres. Les pregunté qué era lo que deseaban más que nada en ese momento. El hijo mayor dijo: "Si tan sólo todos pudiéramos volver a la Iglesia como familia, seríamos tan felices y estaríamos tan agradecidos". Les hicimos saber lo mucho que el Salvador les necesitaba y lo mucho que les amaba. Les expresamos nuestro testimonio y luego nos arrodillamos en oración. El padre oró; y la madre lloró. Ya han vuelto a estar totalmente activos en la Iglesia. Los hijos están orgullosos de su padre y son felices.

Todo padre en la Iglesia debe actuar como patriarca de su hogar; debe ponerse a la cabeza al guiar espiritualmente a la familia. No debe delegar ni transferir sus responsabilidades a la madre; debe reunirlos para tener oración familiar, noche de hogar para la familia, lectura de las Escrituras y de vez en cuando entrevistas de padre. Él es el protector, el defensor y la fuente bondadosa de disciplina. Es el padre quien debe dirigir, unificar y fortalecer la unidad familiar al aceptar el sacerdocio de Dios y responder a los llamamientos y privilegios relacionados con la autoridad del sacerdocio. La relación que él tenga con Dios y Su Hijo Jesucristo es uno de los faros de luz que guiará a sus hijos e hijas a través de las tormentas de la vida.

Si el padre es un verdadero discípulo de Jesucristo, entonces los hijos le seguirán como la noche sigue al día. "Papá, ¿estás despierto?"

Segundo, la relación que tengamos con nuestra esposa, la madre de nuestros hijos. Teniendo en cuenta todo lo que hacemos, el modo en que tratemos a nuestra esposa bien podría tener el mayor impacto en el carácter de nuestros hijos. Si un padre es culpable de imponer abuso verbal o físico a su compañera, en cualquier grado, sus hijos le tendrán resentimiento y quizás hasta lo desprecien. Es interesante saber que cuando ellos crezcan y se casen, es probable que sigan el mismo modelo de abuso con su propia esposa. Hay una necesidad urgente en nuestra sociedad de padres que respeten a su esposa y la traten con amor y dulzura.

Hace poco escuché a un padre que imprudentemente le llamó a su bella e inteligente esposa "estúpida" y "tonta" de la manera más degradante por un pequeño error que había cometido inocentemente. Los hijos lo oyeron, avergonzados y atemorizados por su madre, que había sido denigrada frente a los que ella tanto amaba. Pero a pesar de haberse expresado una disculpa y pedido perdón, permanecieron aún la herida y la vergüenza de un momento sin sentido.

No se puede esperar que el Espíritu del Señor nos bendiga si insistimos en enfadarnos, en ser indiferentes y crueles con nuestro cónyuge. No podemos esperar que nuestros hijos tengan respeto y gentileza hacia su madre si nosotros no damos el ejemplo apropiado. El presidente David O. McKay dijo: "Lo más importante que un padre puede hacer por sus hijos es amar a la madre de ellos" (citado por Theodore Hesburgh, Reader's Digest, enero de 1963, pág. 25; en Richard Evans' Quote Book, 1971, pág. 11)."Papá, ¿estás despierto?"

Tercero, proporcionar disciplina que sea justa y se aplique con amor. Muy a menudo, debido a nuestra propia frustración y debilidad, levantamos nuestras manos para golpear a nuestros hijos, por lo general, con el fin de tratar de proteger nuestro propio orgullo egoísta. Todo hijo necesita disciplina; y no sólo la necesita, sino que la espera y la desea. La disciplina da dirección y enseña autodominio, pero en toda disciplina debe haber un sentimiento de justo criterio y amor puro.

Cuando era niño, mi madre, que era viuda, me aplicó la disciplina más severa posible. Me dijo con lágrimas en los ojos: "Hijo, me tienes tan decepcionada". El dolor que sentí en el corazón fue más de lo que podía soportar; mil latigazos no me habrían dolido tanto. Sabía que esa reprimenda era el resultado de su amor puro, porque, si había algo de lo que estaba seguro, era de que mi madre me amaba. Tomé la determinación de que jamás volvería a ser la causa de la decepción y la angustia de mi madre angelical. Creo que he tenido éxito en el cumplimiento de esa decisión.

En lo referente a la disciplina, "Papá, ¿estás despierto?"

Padres, es sumamente importante que dominemos los retos que he mencionado si queremos que nuestros hijos sean espiritual y emocionalmente maduros. Si lo hacemos, ellos no se avergonzarán de nosotros ni tampoco de sí mismos. Llegarán a ser hombres de honor, respeto, llenos de amor, dispuestos a servir al Salvador y a someter su voluntad a la de Él. Entonces nos regocijaremos en el hecho de que serán nuestros para siempre. Ellos dirán: "Papá, ¿estás despierto?" .

Y responderemos: "Sí, hijo, estoy despierto".

Élder F. Melvin Hammond De los Setenta
Conf. Octubre 2002

Comentarios

Entradas populares de este blog

"YO HE SIDO MISIONERO”

CUANDO LAS SOMBRAS DE LA NOCHE LLEGUEN Y YA TE ENCUENTRES LEJOS CUANDO EL ADIÓS DE NUESTROS LABIOS SEAN UN CALIDO RECUERDO RECIÉN COMPRENDERÁS QUE HA COMENZADO EL ESTRECHO SENDERO DE LA ETAPA MAS BUENA DE TU VIDA LA DE SER MISIONERO CUANDO ESA GENTE HASTA HOY DESCONOCIDA LLEVES EL EVANGELIO CUANDO QUIZÁS LAS PUERTAS SE TE CIERREN RUIDOSAS… O EN SILENCIO CUANDO IMPOTENTES Y SENTIDAS LAGRIMAS SURQUEN TU ROSTRO TENSO RECIÉN SABRÁS SI ESE, TU TESTIMONIO Y TU PROFUNDA FE SON VERDADERAS CUANDO TUS PIES SOPORTEN LAS AMPOLLAS Y NO TE IMPORTE EL VIENTO NI LA LLUVIA, NI EL FRIÓ QUE CASTIGUEN IMPLACABLES TU CUERPO CUANDO SOLO EL SEÑOR SEA TU META Y ÚNICO PENSAMIENTO RECIÉN COMPRENDERÁS CON MUCHO GOZO QUE EN CRISTO ESTAS CRECIENDO CUANDO PASEN LOS DÍAS Y LOS MESES Y QUIERAS DETENERLOS PORQUE COMPRENDES QUE EL OBRAR POR CRISTO Y EL VIVIR POR CRISTO ES LO MAS BELLO CUANDO SIENTAS QUE ES COMO SI ESTALLARA TODO EL CAUDAL DEL AMOR QUE LLEVAS DENTRO RECIÉN COMPRENDERÁS QUE ESTA EL ESPÍRITU DENTRO DE TI

Que significa 'Ningún éxito puede compensar el fracaso en el hogar"

Después de una de nuestras recientes sesiones de la Conferencia General, una madre preocupada se aproximó a mí y me dijo: "Necesito saber qué es lo que significa la declaración: 'Ningún éxito puede compensar el fracaso en el hogar" (por el presidente David O. McKay) Sabiendo algo acerca de los problemas que esta amiga mía cargaba sobre sus hombros y su corazón como consecuencia de una hija rebelde y descarriada, compartí la siguiente explicación con ella: "Creo que comenzamos a fracasar en el hogar cuando nos damos por vencidos el uno para con el otro. No creo que hayamos fallado hasta que abandonamos los esfuerzos. Mientras permanezcamos trabajando y esforzándonos diligentemente, con amor, paciencia y longanimidad, a pesar de las dificultades o de la aparente falta de progreso, no seremos clasificados como fracasos en el hogar. Sólo comenzamos a fallar cuando nos damos por vencidos con un hijo, hija, madre o padre. Elder Marvin J. Ashton

Los padres de vuestros hijos

DIOS ha dado este consejo que se remonta a lo más recóndito de la memoria del hombre: "Honra a tu padre y a tu madre,para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da,'"Éxodo 20:12. En este sentido, honrar podría significar muchas cosas: amarlos, estimarlos respetarlos; confiar en ellos, aceptar sus consejos, cuidarlos; vivir de una manera útil, justa y moral, Honrar podría significar aprender las lecciones que los padres han aprendido y aun evitar los errores que ellos hayan cometido. Y existe evidencia de que aquellos que honran a sus padres han alargado su paz y felicidad, en la vida, con una satisfacción profunda, y permanente , . . lo cual es algo digno de considerarse. Y ahora volvámonos por un momento hacia los jóvenes, hacia los que aún no han contraído matrimonio, a aquellos que tienen familias jóvenes y a los que todavía tienen la bendición de tener más hijos; para éstos, pronunciamos estas dos frases del élder Tanner: "Los padres que debé