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“EL ÉXITO NO ESTA EN NUEVA YORK, EL CAIRO O EN ALGUNA ISLA DEL PACÍFICO...”



No debemos esperar a vivir en el mundo venidero para pensar en la gloria. Si queremos ser grandes en el cielo, debernos comenzar por ser grandes aquí. Si vamos a ser mejores después, debemos empezar a serlo ahora. Podemos no saber nada de la gloria en la eternidad, pero podemos entender la gloria que el viejo capitán de balsa tenía. Esa es la clase de gloria que ayuda a realizar las cosas. Brilla a través de nuestros ojos y se manifiesta por medio de nuestras manos. Llega a ser parte de la preparación, la labor y la presentación de nuestras lecciones. Necesitamos aprender a vivir con gloria. Ello nos ayudará a transformar nuestras vidas. Nos ayudará a "nacer de nuevo".

No podemos' mejorar nuestra situación a menos que primeramente nos mejórenos nosotros mismos. El éxito no puede ser encontrado en Nueva York, El Cairo o en alguna isla del Pacífico, sino en nosotros mismos. En nosotros mismos es donde podemos encontrar las cosas más importantes. No importa en realidad qué hay detrás nuestro o delante nuestro. Lo valioso es lo que hay dentro de nosotros. Las palabras del 'Himno de Batalla de la República" nos dicen que:

Fué allende de los mares que el rey Jesús nació
y con gloria tan sublime , que la luz a todos dio . . .

Esta canción fue escrita para los soldados de la Unión durante la Guerra Civil de los Estados Unidos, y se dice que el efecto que produjo en el alma de ellos equivalió al refuerzo que cien mil hombres más hubieran significado.

La gloria transfigura a las gentes.La gloria da una vigorosa y positiva actitud mental. Da vitalidad de propósito. Desplaza la fatiga y asegura el triunfo. Un comerciante cansado es aquel cuyos negocios no son exitosos,Un obrero de la Viña si está cansado es porque no tiene suficiente interés en lo que está haciendo o tiene que hacer. En, el deporte, nunca perdemos el interés cuando vamos a la cabeza. No nos cansamos cuando estamos ganando. Si el trabajo del Señor nos resulta algo aburrido y sentimos ciertos deseos de retirarnos a descansar, no nos demos por vencidos.

Todo será cuestión de arrepentimos y mejorar. Aprendamos a trabajar más dura y efectivamente, si queremos luego descansar. Nos fatigamos generalmente cuando nos quedamos atrás o cuando nuestra carga resulta demasiado pesada en relación a nuestro ánimo de transportarla. La solución no sería una carga más liviana, sino un mayor poder. Ello nos indica la necesidad de aprender cómo vivir mediante un voltaje mayor. Alguien dijo que no quería poseer una religión, sino que prefería una religión que lo poseyera.

Cuando Dios creó al hombre a su propia imagen, lo dotó de un conjunto de atributos de manera que "cada hombre lleve dentro de sí las mismas cosas que busque". Si buscamos una gran fe, sólo debemos mirar dentro de nosotros mismos. El Creador ya ha plantado en nosotros la semilla de la fe, esperando que sepamos como cultivarla y hacerla crecer. Si necesitamos coraje, miremos dentro de nosotros mismos. Si buscamos una mayor fuerza, recordemos que Dios nos ha dado la potencialidad de la omnipotencia, pero que nosotros mismos debemos hacerla madurar.

Se ha dicho que cada uno tiene dos creadores; Dios y uno mismo. El doctor Alan Stockdale nos llama la atención hacia el hecho de que Dios dio al hombre el mundo casi sin terminar para que él y sus descendientes lo trabajaran. Dejó la electricidad aún en la nube, el petróleo aún en la tierra. Dejó los ríos sin puentes, los bosques sin talar y las ciudades sin construir. Dios desafió al hombre dejándole materia cruda y no fáciles cosas ya terminadas. Le dejo cuadros sin pintar, música sin escribir y problemas sin resolver, para que el hombre pudiera experimentar el gozo y la gloria de crear. "Dios ha provisto el granito pero no esculpe las estatuas ni construye las catedrales sino por la mano del hombre."

Dios ha dejado también en el mundo al hombre mismo sin terminar. Es decir, la creación del hombre no fue completada en el jardín de Edén hace seis mil años. La creación del hombre es algo que aún continúa, ahora mediante el hombre mismo. Actualmente el hombre está creando el entusiasmo, la fe, el entendimiento y la devoción que determinarán su futuro en la eternidad. Las grandes bendiciones de nuestra vida vienen vestidas en ropas de trabajo, reclamándonos, como el austero soldado romano, que caminemos con ellas la dura milla. La ley antigua otorgaba a los soldados romanos la autoridad de- obligar a cualquiera en su camino a llevar sus cargas personales por una milla.

Pero. Jesús no se detuvo allí. El dijo: "Cualquiera que te obligue a llevar, carga por una milla, ve con él dos." (Mateo 5:41.) Hacer más de lo que se espera de nosotros es uno de los mejores caminos hacia la gloria. La gloria desplaza las compulsiones de la vida y llena, nuestros corazones de alegría. Produce una fuerza desconocida y una inesperada satisfacción. La gloría suaviza el entrecejo de nuestra cara, quita la fatiga de nuestro cuerpo y hace de la segunda milla una jornada placentera. La gloria nos hace desear que el día tenga más horas para seguir trabajando en la Obra del Señor. La gloria transforma en placer toda obligación. Nos hace capaces de decir al mundo, como Jesús: "Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis." (Juan 4:32)Andar una milla por obligación puede ser tan fastidioso hasta agotar nuestras fuerzas. Pero caminar dos millas nos proporcionaría verdadero solaz si tuviéramos el ánimo que la gloria da. Es entonces cuando cantaríamos a viva voz aquel hermoso himno que dice:

Tenernos placer en servirle,
a tí, nuestro gran Bienhechor . . .

Fracasar en la obtención de la gloria, es fallar en hacer nuestra parte para que el trabajo en la Iglesia resulte ser una fascinante obra de amor. Y es carecer de la gloria que cantó el Salmista: "Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste; de gloria y de honra." (Salmos 8:5) Es nuestra la tarea de desarrollar esa gloria con la cual hemos sido coronados. Es una gran cosa vivir con la clase de gloria que lo transforma todo y nos ayuda a realizar los trabajos del Señor en una forma jamás hecha.

La Luz Verdadera por Sterling. W.- Sill , - Ayudante de los Doce

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