
"He aquí, herencia de Jehová son los hijos; "Cosa de estima el fruto del vientre. "Como saetas en mano del valiente, "Así son los hijos habidos en la juventud. "Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos." (Salmos 127:3-5.)
A veces es difícil imaginar que los hijos sean bendiciones del cielo, como por ejemplo: Cuando el hijo de cuatro años le da de comer al perro la corbata favorita del papá, o el hijo de diecisiete años que vuelve a casa de la mañana después de una cita y se excusa diciendo: "No tenía idea de que era tan tarde".
Los hijos son un gran desafío, así como una gran bendición. Nuestra responsabilidad hacia ellos, como padres, es igualmente grande (véase Mateo 18:10; Marcos 9:37Efesios 6:4; D. y C. 68:25-28; Mosíah 4:14).
Así como con cualquier otra responsabilidad importante, para tener éxito en la crianza de nuestros hijos debemos hacerlos nuestra principal prioridad.
El élder Richard L. Evans dijo: "En todas las cosas existe un orden de importancia... y una de nuestras oportunidades urgentes es la de responder a un niño cuando pregunta sinceramente teniendo presente que ellos no siempre preguntarán, y que no siempre tendrán una actitud de aprendizaje, y que no siempre nos escucharán, y que a menudo tendremos que actuar bajo sus propias condiciones y cuando ellos quieran.
Pero si les respondemos con sincera atención y preocupación, es posible que continúen acudiendo a nosotros para consultarnos. Y si descubren que pueden confiarnos sus cosas más triviales, más tarde nos confiarán con las de más envergadura". [Música y palabras de inspiración, transmisión radial de KSL, del 31 de enero de 1970.)
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