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“SÍ, PAPI, PERO TÚ ERES EL OBISPO Y YO TENÍA UN PROBLEMA."



La semana pasada entre algunos lideres que deseaban tener reuniones adicionales el domingo y otros no para estar con su familia, me recordo algunas cosas que aprendí del Pdte. Loren C. Dunn, y es en cuan corto es el tiempo con que cuenta un padre para influir en sus hijos. En los Estados Unidos y Canadá, si un niño tiene nueve años de edad, habrá pasado aproximadamente la mitad del tiempo que estará en el hogar. Para cuando tenga dieciocho años, quizás se encontrará fuera de la casa, asistiendo a la universidad o empezando de otra manera su propia vida. Para cuando tenga diecinueve, se encontrará cumpliendo su misión. En otros países del mundo el tiempo quizás sea aún más corto.

El otro día me encontraba conversando con un obispo que me contó que su hija de ocho años fue a despertarlo a medianoche para hacerle una pregunta. A la mañana siguiente, el obispo le explicó a la niña que tenía demasiado quehacer y necesitaba dormir. Dijo que le estaría muy agradecido si no lo volviera a despertar a esas horas.

La pequeña esperó pacientemente y por fin, casi con exasperación, le dijo: "Sí, papi, pero es que no comprendes. Tú eres el obispo y yo tenía un problema.".

En este sentido ojalá que cada uno de nosotros seamos el obispo de nuestro hogar tal como el obispo debidamente autorizado es el padre de su barrio. Ruego también que el obispo del barrio y los maestros orientadores siguiendo el consejo del Pdte. Monson brinden un cuidado especial a esas familias, donde los padres se encuentran permanente o temporalmente ausentes.

Que dediquemos el tiempo y hagamos lo que necesitamos y queremos hacer con nuestros hijos ahora, antes de que sea demasiado tarde, porque los días tienen el hábito de escaparse y convertirse en meses y luego en años. Que seamos diligentes en dedicar y fortalecer las relaciones con nuestros hijos, y que brindemos una ayuda y dirección aún mayores para las hermosas madres de esta Iglesia, a medida que trabajamos para llevar a la juventud los principios de rectitud, verdad, gozo, paz y felicidad.

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