“Preferiría que él [el maestro] errara un poco en cuanto a si las puertas del cielo abren hacia adentro o hacia afuera a que no estuviera viviendo de forma tal que las pueda cruzar”. Marion G. Romney, discurso sin título dado en la convención de coordinadores del SEI el 13 de abril de 1973, página 8.
“En alguna parte de la tierra en nuestra época, nuestra juventud debe absolutamente poder unirse a alguien que no está confuso y que está seguro de su fe [...] Alguien debe ponerse de pie, enfrentar la tormenta, declarar la verdad y dejar que soplen los vientos y estar tranquilo y sereno y firme al hacerlo. Esa es su responsabilidad y su obligación como maestros”. Boyd K. Packer, “To Those Who Teach”, páginas 101-102
"Espero que ustedes sean una roca tan sólida que ellos puedan recibir de ustedes la fuerza que pueda ser un disuasivo a los problemas [...] Los estudiantes no merecen sufrir a causa de los problemas de ustedes [...] Sus estudiantes tienen derecho a esperar años de espiritualidad por medio de su enseñanza eficaz [...] En gran medida, los jóvenes van al templo para casarse debido a ustedes [...] Ellos van al templo porque ustedes fueron al templo, porque ustedes les han hablado del templo. Ustedes les han estado hablando acerca del gozo de una vida del templo, y a causa, en gran parte, de su influencia, ellos irán al templo después de haber cumplido sus misiones". Spencer W. Kimball, “Man of Example” [Un hombre ejemplar], en Charge to Religious Educators, 3ª. edición, páginas 25-27.
"Todos ustedes comprenden, desde hace mucho, que enseñan lo que son. Esa es la lección que, en los recuerdos de sus estudiantes, sobrevivirá a todas las demás lecciones que les enseñen. Ustedes, como personas, pueden pesar mucho en la memoria de sus estudiantes. Sus técnicas de enseñanza serán algo secundario comparado con lo que son como individuos. Se recordarán más sus rasgos de carácter, de manera compuesta, que una verdad específica en una lección particular. Esta es la forma en que debe de ser, porque si nuestro discipulado es serio, se notará, y será recordado [...] Ni ustedes ni yo podemos ser maestros de éxito en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días si las cosas no están bien en nuestros llamamientos eternos". Neal A. Maxwell, “But A Few Days” [No más que unos cuantos días], discurso dado al SEI (Salt Lake City: The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 1983), página 2.
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