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¿NO HEMOS APRENDIDO TODAVÍA QUE MUCHO MÁS DOLOROSO ES OFENDER?


En épocas antiguas, se transportaba bálsamo de Galaad, del otro lado del Jordán, una sustancia curativa que se extraía de la savia de un arbusto. Era uno de los artículos más valiosos del comercio. Los mercaderes ismaelitas que compraron a José cuando sus hermanos lo vendieron llevaban precisamente bálsamo de Galaad (Gén. 37:25).El producto se convirtió en un símbolo del poder de aliviar y curar.

Mi mensaje tiene como fin ahora…, APELAR ANTE QUIENES NO ESTÁN EN PAZ; CUYAS VIDAS SE VEN AFECTADAS POR UN DEJO DE AMARGURA, HOSTILIDAD O RESENTIMIENTO. Es un ruego a los que se sienten abatidos por preocupaciones, por el dolor o la decepción, por un sentido de culpa o de vergüenza. Vemos a nuestro alrededor mucho sufrimiento innecesario, muchas personas que se dañan espiritualmente cargando sobre sus hombros pesos de los que bien podrían librarse. Hay muchos que sufren como resultado de verdaderos infortunios e injusticias. Lamentablemente, también hay quienes sólo se imaginan esas cosas. De todos modos, los pesares que uno se echa sobre sí, con el tiempo, terminan por carcomerlo.

Leí en alguna parte la historia de una joven pareja que se estableció en un lugar apartado. Mientras el hombre trabajaba la tierra, su esposa atendía las tareas de la casa y el huerto. De vez en cuando la vaca se metía en el sembrado y el hombre protestaba. Un día, antes de emprender un viaje de unos pocos días en busca de víveres, el hombre le preguntó a su esposa en tono sarcástico: "¿Crees que podrás sujetar a la vaca hasta que vuelva?" Ella respondió humildemente que sí; que trataría. Esa misma noche se desató una terrible tormenta y, asustada por los truenos, la vaca se escapó hacia el bosque. Varios días después regresó e} hombre y encontró su cabaña vacía y una nota de disculpa que decía:"Vino una tormenta y la vaca se escapó. Lo siento mucho. Voy a tratar de encontrarla".El hombre fue en busca de su esposa, pero ni ella ni el animal habían sobrevivido. El autor concluye el relato del incidente con este verso; LOS NIÑOS REMONTAN COMETAS CASI HASTA LA INMENSIDAD INMENSIDAD LAS COMETAS SE TRAEN DE VUELTA, PERO LAS PALABRAS NO VUELVEN MÁS. TEN CUIDADO CON EL FUEGO", UN MUY BUEN CONSEJO ES; TEN CUIDADO CON LO QUE DICES'', ES UN CONSEJO QUE VALE POR DIEZ. LO QUE SE PIENSA Y NO SE EXPRESA CON EL TIEMPO MORIRÁ, MAS LAS PALABRAS NUNCA MUEREN, PUES LO DICHO, DICHO ESTÁ.
(Autor anónimo)
Resulta doloroso ser ofendido, PERO ¿NO HEMOS APRENDIDO TODAVÍA QUE MUCHO MÁS DOLOROSO ES OFENDER? Cuan valioso es ese bálsamo espiritual de Galaad, pues hay espíritu en el hombre. Hay irregularidades y enfermedades espirituales que pueden causar grandes sufrimientos. Si vosotros padecéis aflicciones, preocupaciones, pesares, humillaciones, celos, desilusiones o envidia, autorrecriminación o autojustificación, considerad esta lección que aprendí hace muchos años de un patriarca. Era un hombre por quien yo tenía gran admiración. Era juicioso y sereno, poseedor de un enorme vigor espiritual que sirvió de sostén a muchos. Sabía exactamente cómo auxiliar a quienes padecían aflicciones.
En una ocasión, en que se podía sentir la influencia del Espíritu, me dio una lección de una experiencia que él había tenido, la que atesoraré toda la vida. Aun cuando yo pensaba que lo conocía bien, me contó cosas de él que nunca hubiera yo imaginado. Se había criado en un pequeño pueblo, siempre con el deseo de llegar a ser "alguien" en la vida, y a costa de grandes esfuerzos había completado sus estudios. Se casó con la joven de sus sueños y la vida les sonreía. Tenía un muy buen empleo y un futuro promisorio. Estaban muy enamorados y aguardaban la llegada de su primer hijo. La noche en que iba a nacer el bebé, surgieron complicaciones. El único médico que había en el pueblo se hallaba atendiendo a un paciente en un lugar distante. Tras varias horas con dolores de parto, el estado de la madre se tornó desesperante. Finalmente llegó el médico, quien atendió a la madre dentro de la premura del caso. La criatura nació; la crisis, aparentemente, se había superado. Pocos días después, la joven madre murió contagiada de la misma infección que el médico había estado tratando en el otro paciente antes de atenderla a ella.

El mundo de aquel joven padre se hizo añicos. Nada era como antes; todo se había arruinado. Había perdido a su esposa y no tenía manera de atender al bebé y a su trabajo al mismo tiempo. Con el paso de las semanas su pesar se fue acrecentando. "A ese médico no se le debería permitir ejercer", decía. "El fue quien le pasó esa infección a mi esposa. Si hubiera tenido más cuidado, ella estaría viva."
No podía pensar en otra cosa y en su amargura se volvió amenazador. Si esto hubiera ocurrido, en la actualidad, seguramente lo habrían asesorado para que le entablara un pleito al médico por incompetencia profesional. Y hay abogados que verían en su lamentable condición un solo interés: el dinero. Pero aquellas eran otras épocas. y una noche alguien golpeó a su puerta. Era una niña que sencillamente le dijo: "Mi papá desea que vaya a verle. Quiere hablar con usted". El padre de la pequeña era el presidente de la estaca. Aquel joven apesadumbrado fue entonces a ver a su líder. Ese pastor espiritual había estado observando a sus ovejas y tenía algo que decirle. El consejo que aquel sabio siervo le dio fue sencillo: "Juan, ¡olvídalo! No hay nada que puedas hacer para recobrar a tu esposa. Cualquier represalia empeoraría las cosas. Por favor, ¡olvídalo!"

Mi amigo me dijo que aquél había sido su padecimiento mayor: su Getsemaní. ¿Cómo podría olvidado? ¡Se tenía que hacer justicia! Se había cometido un gran error y era necesario pagar las consecuencias; no cabía duda. Pero luchó consigo mismo para controlarse y finalmente llegó a la conclusión de que por encima de todos los argumentos, él debía ser obediente. LA OBEDIENCIA ES UN MEDICAMENTO ESPIRITUAL MUY PODEROSO; ES CASI UN CÚRALO TODO. Así que resolvió seguir el consejo de su líder espiritual y tratar de olvidar.
Entonces me dijo: "Ya era un hombre viejo cuando por fin comprendí. No fue sino hasta entonces que me di cuenta de que aquel pobre médico de pueblo, cansado, mal pago, yendo de paciente en paciente, con pocos medicamentos, sin un hospital cercano, con escaso instrumental, había hecho lo posible por salvar vidas, lográndolo con éxito en la mayoría de los casos. "Había llegado a mi casa en un momento crítico, en el que la vida de dos seres humanos pendía de un hilo y había actuado sin demora. Ya era un hombre viejo cuando finalmente entendí. Habría arruinado mi vida, y la vida de otras personas."Muchas veces le había agradecido al Señor de rodillas por aquel sabio líder espiritual que sencillamente le había aconsejado: "Juan, ¡olvídalo!"

Y ese mismo consejo os doy hoy a vosotros. Si tenéis sentimientos de enojo, si albergáis rencores, "He aquí lo que dicen las Escrituras [y lo mencionan 50 veces o más]: El hombre no herirá ni tampoco juzgará; porque el juicio es mío, dice el Señor, y la venganza es mía también, y yo pagaré" (Mormón8:20).
Por lo tanto digo: "Juan, ¡olvídalo! María, ¡olvídalo!" SÍ necesitáis una transfusión de fuerza espiritual, no tenéis más que pedirla. A eso llamamos oración. LA ORACIÓN ES UN MEDICAMENTO ESPIRITUAL PODEROSO, y las instrucciones para su uso se encuentran en las Escrituras. Hay algunas frustraciones que tendremos que sobrellevar sin resolver realmente el problema. Hay ciertas cosas que no podemos solucionar puesto que no tenemos control sobre ellas, y lo que no podemos solucionar, lo debemos sobrellevar. Si estáis resentidos con una persona por algo que ha hecho, o que no ha hecho, ¡OLVIDALO!
A menudo las cosas que nos agobian realmente no tienen mayor importancia. Si seguís molestos después de todos estos años porque una tía no asistió a vuestra fiesta de bodas, ¿por qué no maduráis un poco? ¡Olvidadlo! Si os sentís atormentados por una pérdida o un error del pasado, desechadlo de una vez y seguid adelante. A eso llamamos perdón. Este es también un poderoso medicamento espiritual. El hacer extensivo ese bálsamo, que tanto alivia, a quienes os hayan ofendido os curará. Y lo que resulta más difícil todavía, cuando sea necesario, perdonaos a vosotros mismos. Repito: "Juan, ¡olvídalo! María, ¡olvídalo!"

Purificad, limpiad y aliviad el alma, el corazón y la mente, no sólo la vuestra sino la de los demás. Y así se disipará una espesa niebla y la viga del ojo caerá, y os invadirá una paz que sobrepasa el entendimiento. El Señor dijo: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo" (Juan 14:27).
por el élder Boyd K. Packer del Quórum de los Doce Apóstoles ( Liahona enero 1988)

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