
En la mayoría de los problemas matrimoniales: El REMEDIO no es el DIVORCIO sino el ARREPENTIMIENTO. Con frecuencia LA CAUSA no es la INCOMPATIBILIDAD, sino el EGOÍSMO; EL PRIMER PASO no es la SEPARACIÓN, sino el CAMBIO. El divorcio no es la solución a todos los problemas y a menudo causa sufrimiento.
Una pareja que tenga problemas matrimoniales graves debe:
1.- hablar con su obispo. Como juez del Señor, les dará consejo y quizá también imparta disciplina que lleve a la cura.. De acuerdo con la ley del Señor, un matrimonio, tal como una vida humana, es algo valioso y viviente. Si nuestro cuerpo está enfermo, nos preocupamos por sanarlo; no nos damos por vencidos. Siempre que haya posibilidad de vida, buscamos ser sanados, una y otra vez. El caso debería ser el mismo con nuestro matrimonio, y, si buscamos al Señor, Él nos ayudará y nos sanará.
2.- Los cónyuges santos de los últimos días deben hacer todo lo que esté en sus manos para salvar su matrimonio; deben seguir el consejo de enriquecer el matrimonio que se encuentra en el mensaje de la Primera Presidencia en abril de 2007 de la revista Liahona.
A fin de evitar la llamada “INCOMPATIBILIDAD”, DEBEN: 1.-SER MEJORES AMIGOS EL UNO DEL OTRO, 2.- AMABLES Y CONSIDERADOS, 3.-SENSIBLES A LAS NECESIDADES DEL OTRO, siempre tratando de que el otro sea feliz. 4.- DEBEN SER SOCIOS EN LA ADMINISTRACIÓN ECONÓMICA de la familia, trabajando juntos para regular sus deseos de cosas temporales.
Claro que puede haber ocasiones en que uno de los cónyuges falle y el otro quede herido y sienta dolor. Cuando eso suceda, EL OFENDIDO DEBE: 1.- SOPESAR LAS DESILUSIONES ACTUALES CON LO BUENO del pasado y las perspectivas prometedoras del futuro. 2.- NO ATESOREN LOS AGRAVIOS DEL PASADO, procesándolos una y otra vez. En una relación matrimonial, el resentimiento es destructivo; perdonar es divino (D. y C. 64:9 - 10). 3.- SUPLIQUEN LA GUÍA DEL ESPÍRITU DEL SEÑOR, a fin de perdonar las ofensas superar las faltas y fortalecer su relación.
Si ya están descendiendo al bajo nivel de un matrimonio sólo de nombre: TENGAN A BIEN TOMARSE DE LA MANO, ARRODILLARSE Y EN ORACIÓN SUPLICAR LA AYUDA Y EL PODER SANADOR DE LA EXPIACIÓN. Sus súplicas humildes y en unión los acercarán al Señor y el uno al otro, y les ayudarán en el difícil ascenso de regreso a la armonía matrimonial.
Élder Dallin H. Oaks Conferencia abril del 2007
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