Nuestro Salvador nos habló acerca de la importancia del ejemplo: "De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre;porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente."Jn 5:19.)
Todas las familias de Santos de los que las guíe un patriarca que honra y utiliza el poder de su sacerdocio en justicia, que es un ejemplo digno para su familia, que los protege y fortalece por medio de su fe y su devoción.Los padres deben dar a sus hijos normas y valores elevados, los que pueden transmitirse mejor por medio de un buen ejemplo.
El presidente David O. McKay aconsejó a los padres: "La forma más eficaz de enseñar religión en los hogares no es predicar los principios, sino vivirlos. Si queréis enseñar la fe en Dios, mostrad fe vosotros mismos; si queréis enseñar acerca de la oración, orad constantemente. ¿Queréis que se abstengan de ingerir bebidas alcohólicas? Entonces absteneos vosotros de hacerlo.
Si queréis que vuestros hijos vivan una vida llena de virtud, de autocontrol, de buenas obras, entonces sed un buen ejemplo en todas estas cosas. Un niño que crezca en un ambiente como éste se encontrará fortalecido cuando aparezcan las dudas, las preguntas y el deseo de saber que agitarán su alma en elmomento en que se produzca el verdadero despertar religioso, a los trece o catorce años de edad." (En Conference Report, abril ,de 1955, pág. 27.)
¿Es vuestra vida reflejo de vuestro amor por el Señor y su evangelio, y de vuestro amor por vuestra esposa e hijos? ¿Estáis utilizando vuestra autoridad patriarcal en vuestro hogar? ¿Cuándo fue la última vez que disteis a vuestros hijos una bendición
de padre? ¿Cuándo fue la última vez que los entrevistasteis? ¿Cuánto hace que testificasteis a vuestros hijos de la veracidad del evangelio? ¿Estudiáis las Escrituras con vuestra familia en forma regular? ¿Oráis con ellos constantemente y lleváis a cabo vuestras noches de hogar? ¿Puede sentirse el espíritu del evangelio
en vuestros hogares? ¿Estáis dando un buen ejemplo? Todos los padres deberían ser dignos de decir: "Seguidme, así como yo sigo a Cristo".
El Señor requiere que los padres establezcan ciertos límites o normas dentro de los cuales sus hijos puedan ejercer el albedrío. El padre y la madre deben ser los que guían a la familia. En una serie de artículos publicados por una agencia de noticias, el autor dijo: "Los expertos están de acuerdo en una cosa: el mejor apoyo que un niño puede tener consiste en las normas y límites establecidos en el hogar."
Nuestros jóvenes no quieren andar errantes, sino que quieren seguridad y un ancla a la cual asirse, quieren límites establecidos por sus padres, que les indiquen cómo vivir, y al mismo tiempo les den oportunidades de desarrollarse. Quieren saber qué es lo que esperamos de ellos y ansian nuestra guía.
Algunos de nosotros nos hemos preocupado tanto en dar a nuestros hijos lo que nunca tuvimos que no les damos lo que sí tuvimos: una familia.
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