En el capítulo 8 del libro de Salmos, David nos da una visión de quiénes somos y de las oportunidades eternas que tenemos. Él dice:
"¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos. . .
"Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste,
"Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?
"Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra.
"Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies. . .
"¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!"
¿Han pensado alguna vez que son un ángel joven coronado de gloria y de honra? Todos los hijos de nuestro Padre Celestial son grandes a la vista de Él. Si el Señor ve la grandeza que poseen, ¿cómo deben verse entonces ustedes a sí mismos? Todos hemos sido bendecidos con muchos talentos y habilidades. Algunos han sido bendecidos con talento para cantar, otros para pintar, otros para hablar, otros para bailar, otros para crear cosas hermosas con las manos y otros para brindar servicio caritativo. Algunos poseen muchos talentos, otros sólo unos cuantos. No importa el tamaño ni la cantidad, sino el esfuerzo que pongamos para desarrollar los talentos y las habilidades que hemos recibido. Ustedes no están compitiendo con nadie, sólo están compitiendo con ustedes mismos para lograr hacer lo mejor con lo que han recibido. Todo talento que se desarrolle será muy necesario, les hará sentirse tremendamente realizados y les brindará una gran satisfacción a lo largo de la vida.
El don universal que casi todos pueden desarrollar es el de adquirir una disposición agradable, el tener control sobre el carácter de uno mismo. A mi parecer, eso les abrirá más puertas y les brindará más oportunidades que ninguna otra característica.
Recuerden también la promesa del Señor sobre el cuidado de nuestro cuerpo físico. Si lo mantenemos limpio, alimentado en forma adecuada y descansamos lo necesario, hallaremos "sabiduría y grandes tesoros de conocimiento, sí, tesoros escondidos. . . correr[emos] sin fatigar[nos], y andar[emos] sin desmayar" (D. y C. 89:1920).
Pero, por sobre todo, debemos vivir con esperanza. En el libro de Éter, en el Libro de Mormón, Moroni nos recuerda:
"Y también me acuerdo de que has dicho que tienes preparada una morada para el hombre, sí, entre las mansiones de tu Padre, en lo cual el hombre puede tener una esperanza más excelente; por tanto, el hombre debe tener esperanza, o no puede recibir una herencia en el lugar que tú has preparado" (Éter 12:32).
Vivan con la esperanza de que pueden lograr, alcanzar y desarrollar los dones extraordinarios que nuestro Padre Celestial les ha dado y de que llegará el día en que recibirán "una herencia" entre las mansiones del Padre
Élder L. Tom Perry
Conferencia G. Oct 1998
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