Cuando te sientas tentado a violar un mandamiento y ocultarlo de los demás, no lo hagas; esto siempre te hará sufrir. Satanás se asegurará de que así sea; él dará a conocer lo que ocultes porque quiere destruirte.
Habrás observado que algunos de tus amigos viven de acuerdo con normas dobles: ante sus padres y los líderes de la Iglesia aparentan estar haciendo lo correcto, pero secretamente hacen lo contrario. Quizás logren así algunas emociones que ellos califiquen como placer, pero nunca estarán en paz ni serán realmente felices.
Desatan dentro de sí una lucha consigo mismos y corren el riesgo de destruir mente y cuerpo. Cuando estés solo con tus amigos, habla con ellos de hacer el bien y ser buenos. Los sentimientos que tendrán y la inspiración que recibirán los motivarán fuertemente para el bien. Los que hacen mal y tratan de no ser descubiertos nunca conocerán esos sentimientos.
Si no te sientes cómodo hablando de cosas buenas con tus amigos, es porque ellos no son tus amigos. Búscate otros. Cada uno de nosotros tiene un deseo natural y fuerte de ser aceptado, de agradar, de ser "alguien". Hace años aprendí algo del precio que se paga por la confianza y el reconocimiento digno.
Durante el verano encontré trabajo en un barco pesquero de ostras, en el Canal de Long Island. Éramos cuatro y vivíamos en un cuarto no mucho mayor que la cabina de un camión grande. Al principio, los demás me consideraban un espía del dueño; después, un chiquillo que no tenía el valor de "vivir como un hombre''. Me hicieron pasarlo muy mal. Por fin, cuando se dieron cuenta de que no abandonaría mis principios, nos hicimos amigos. Y luego, uno a uno fueron a pedirme ayuda.
Tú sabes lo que es bueno y lo que es malo. Sé un líder en hacer lo bueno. Quizás al principio no te entiendan; quizás no tengas en seguida los amigos que quieres, pero con el tiempo los demás te respetarán y después te admirarán. Muchos irán a recibir fortaleza de tu llama espiritual. Tú puedes hacerlo. Yo sé que puedes. Cuando cumples la voluntad del Señor y estás en armonía con las enseñanzas de El, el Espíritu Santo es tu compañero en las necesidades. Podrás entonces recibir inspiración del Señor para saber qué hacer. Y cuando lo necesites, serás fortalecido con poder divino.
élder Richard G. Scott del Quórum de los Doce Apóstoles
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