A veces, los principios más básicos del evangelio son los que menos se
entienden. Uno de ellos es el principio del arrepentimiento. A fin de que una persona progrese y se desarrolle espiritualmente, es necesario que se arrepienta. Este principio es tan fundamental en el evangelio que el Señor recalca su importancia una y otra vez en las Escrituras.
VOLVER A NUESTRO PADRE
¿Qué significa arrepentirse? Bueno, creo que resulta más fácil comprender lo que no es el arrepentimiento que saber lo que es.
Como Autoridad General, ha sido mi responsabilidad preparar información para que la Primera Presidencia la utilice al considerar las solicitudes de readmisión a la Iglesia de transgresores arrepentidos y la restauración del sacerdocio y las bendiciones del templo.
En dichas solicitudes, muchas veces:
los obispos escriben: "Considero que esta persona ya ha sufrido bastante". Pero sufrir no significa arrepentirse. Se sufre cuando la persona no se ha arrepentido completamente.
Los presidentes de estaca anotan: "Pienso que ya se le ha castigado lo suficiente". Pero el recibir un castigo no significa arrepentirse. El castigo sigue a la desobediencia y precede al arrepentimiento.
Es común que un esposo escriba: "Mi esposa lo ha confesado todo". Pero confesar no significa arrepentirse. El confesar es admitir que se es culpable, lo que sucede cuando la persona comienza a arrepentirse.
Por otro lado, una esposa escribe: "Mi esposo sufre muchos remordimientos". Pero sufrir remordimientos no significa arrepentirse. Si una persona continúa sufriendo remordimientos y lamentando lo que hizo, quiere decir que todavía no se ha arrepentido totalmente. El sufrimiento, el castigo, la confesión, el remordimiento y la pena pueden, a veces, acompañar al arrepentimiento, pero esto no significaque la persona se ha arrepentido. Pero entonces, ¿qué es el arrepentimiento?
A fin de contestar esta pregunta debemos ir al Antiguo Testamento. Este fue originalmente escrito en hebreo, y la palabra que se usa para hacer referencia al concepto del arrepentimiento es shub, que quiere decir "apartarse"de" El mensaje que encierra el Antiguo Testamentoes shub, o sea, apartarse del pecado y volverse a nuestro Padre Celestial; abandonar la desdicha, la pena, el remordimiento y la desesperación, y regresar a la familia de nuestro Padre. Allí es donde podemos hallar la felicidad y el gozo verdaderos, y sentirnos integrados con sus otros hijos. Profeta tras profeta se refieren al shub para hacernos saber que si nos arrepentimos sinceramente y abandonamos el pecado, se nos recibirá con gozo y satisfacción. Reiteradamente, el Antiguo Testamento nos enseña que debemos alejarnos del mal y dedicarnos a hacer lo que es noble y bueno. Esto significa que no sólo debemos cambiar nuestra conducta, sino también nuestros pensamientos, porque éstosson los que controlan nuestras acciones.
El concepto de shub se encuentra también en el Nuevo Testamento, que fue originalmente escrito en griego. Para referirse al arrepentimiento, los escritores griegos utilizaron la palabra metanoeo, que significa "cambiar de parecer o de criterio", o que la meditación es tan intensa que llega a cambiar el modo de vida. Considero que la palabra griega metanoeo es un sinónimo excelente dé la palabra hebrea shub, ya que ambas significan cambiar completamente o apartarse del mal para volverse a Dios y su justicia.Surgió la confusión, sin embargo, cuando el Antiguo Testamento se tradujo del griego al latín y se cometió un error en la traducción. La palabra griega metanoeo se tradujo al latín por poenitexz, que quiere decir castigo, pena, penitencia, además de arrepentimiento.
El hermoso significado de la palabra hebrea y griega se cambió, en el latín, a significar dolor, castigo, paliza, corte, mutilación, desfiguración, inanición y hasta tortura. No es de extrañar entonces que la gente haya llegado a temer la palabra arrepentimiento, la cualse interpreta como castigo reiterado o interminable.
ESCAPAR DEL CASTIGO ETERNO
El arrepentirse no quiere decir que la persona reciba un castigo, sino más bien que cambie su vida, a fin de que Dios le pueda ayudar a escapar del castigo eterno y entrar en Su descanso con gozo y regocijo.
Si comprendemos este concepto, vamos a aceptar y a valorar la palabra arrepentimiento dentro de nuestro vocabulario religioso y no nos causará ansiedad ni temor. En Ezequiel 33:15 podemos aprender más acerca del significado del arrepentimiento: "Si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá".
Analicemos estos tres pasos del arrepentimiento. El primero es el compromiso de "restituir la prenda", lo cual es el paso más difícil en el proceso del arrepentimiento. A qué se refiere cuando dice que "el impío restituyere la prenda"?
En este contexto restituir la prenda quiere decir renovar un convenio hecho con Dios. Cuando hacemos algo malo, no debemos buscar ninguna clase de excusas ni justificaciones, sino que debemos reconocer plena y totalmente el error. No nos justifiquemos diciendo cosas como:
"Si no hubiera estado tan enojado",
"Si mis padres hubieran sido más estrictos",
"Si mi obispo hubiera sido más comprensivo",
"Si mis maestros me hubieran enseñado mejor",
"Si no hubiéramos estado solos tanto tiempo".
Hay miles de excusas como éstas y, a la larga, ningunade ellas es valedera.
TOMEMOS UNA FIRME DETERMINACIÓN
A fin de que nuestro arrepentimiento sea completo, debemos olvidarnos de toda justificación; debemos ponernos de rodillas ante Dios y admitir con toda honestidad que hemos obrado mal. Al hacer esto, abrimos el corazón a nuestro Padre Celestial y tomamos la firme determinación de seguirle.
El comienzo del arrepentimiento consiste precisamente en tomar la firme determinación de dedicarse a Dios y cambiar de vida, y hacerlo. El mejor ejemplo que el Salvador nos dio acerca de la gran determinación de dedicarse a su Padre fue en el jardín del Getsemaní, donde sufrió en agonía y sudó gotas de sangre. Antes, El siempre se había comunicado libremente con el Padre Celestial; pero ahora se encontraba solo para tomar sobre sí la pesada carga de los pecados del mundo. Fue como si los cielos le estuvieran cerrados y que su Padre no quisiera escucharlo. En medio del terrible sufrimiento, hizo el esfuerzo por orar y pidió: "Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42). Tres veces pidió al Padre que lo liberara(véase Mateo 26:36-44), pero no se le dio su súplica, y su alma continuó padeciendo esa tremenda angustia. Aun así, Cristo estaba firmemente decidido a cumplir con la voluntad del Padre; estaba dispuesto a hacerlo, y siguió adelante. Si bien el sufrimiento era espantoso, Jesús fue fiel a la determinación que había tomado de ser obediente en todas las cosas, costara lo que costara. (CONTINUARA..)
entienden. Uno de ellos es el principio del arrepentimiento. A fin de que una persona progrese y se desarrolle espiritualmente, es necesario que se arrepienta. Este principio es tan fundamental en el evangelio que el Señor recalca su importancia una y otra vez en las Escrituras.
VOLVER A NUESTRO PADRE
¿Qué significa arrepentirse? Bueno, creo que resulta más fácil comprender lo que no es el arrepentimiento que saber lo que es.
Como Autoridad General, ha sido mi responsabilidad preparar información para que la Primera Presidencia la utilice al considerar las solicitudes de readmisión a la Iglesia de transgresores arrepentidos y la restauración del sacerdocio y las bendiciones del templo.
En dichas solicitudes, muchas veces:
los obispos escriben: "Considero que esta persona ya ha sufrido bastante". Pero sufrir no significa arrepentirse. Se sufre cuando la persona no se ha arrepentido completamente.
Los presidentes de estaca anotan: "Pienso que ya se le ha castigado lo suficiente". Pero el recibir un castigo no significa arrepentirse. El castigo sigue a la desobediencia y precede al arrepentimiento.
Es común que un esposo escriba: "Mi esposa lo ha confesado todo". Pero confesar no significa arrepentirse. El confesar es admitir que se es culpable, lo que sucede cuando la persona comienza a arrepentirse.
Por otro lado, una esposa escribe: "Mi esposo sufre muchos remordimientos". Pero sufrir remordimientos no significa arrepentirse. Si una persona continúa sufriendo remordimientos y lamentando lo que hizo, quiere decir que todavía no se ha arrepentido totalmente. El sufrimiento, el castigo, la confesión, el remordimiento y la pena pueden, a veces, acompañar al arrepentimiento, pero esto no significaque la persona se ha arrepentido. Pero entonces, ¿qué es el arrepentimiento?
A fin de contestar esta pregunta debemos ir al Antiguo Testamento. Este fue originalmente escrito en hebreo, y la palabra que se usa para hacer referencia al concepto del arrepentimiento es shub, que quiere decir "apartarse"de" El mensaje que encierra el Antiguo Testamentoes shub, o sea, apartarse del pecado y volverse a nuestro Padre Celestial; abandonar la desdicha, la pena, el remordimiento y la desesperación, y regresar a la familia de nuestro Padre. Allí es donde podemos hallar la felicidad y el gozo verdaderos, y sentirnos integrados con sus otros hijos. Profeta tras profeta se refieren al shub para hacernos saber que si nos arrepentimos sinceramente y abandonamos el pecado, se nos recibirá con gozo y satisfacción. Reiteradamente, el Antiguo Testamento nos enseña que debemos alejarnos del mal y dedicarnos a hacer lo que es noble y bueno. Esto significa que no sólo debemos cambiar nuestra conducta, sino también nuestros pensamientos, porque éstosson los que controlan nuestras acciones.
El concepto de shub se encuentra también en el Nuevo Testamento, que fue originalmente escrito en griego. Para referirse al arrepentimiento, los escritores griegos utilizaron la palabra metanoeo, que significa "cambiar de parecer o de criterio", o que la meditación es tan intensa que llega a cambiar el modo de vida. Considero que la palabra griega metanoeo es un sinónimo excelente dé la palabra hebrea shub, ya que ambas significan cambiar completamente o apartarse del mal para volverse a Dios y su justicia.Surgió la confusión, sin embargo, cuando el Antiguo Testamento se tradujo del griego al latín y se cometió un error en la traducción. La palabra griega metanoeo se tradujo al latín por poenitexz, que quiere decir castigo, pena, penitencia, además de arrepentimiento.
El hermoso significado de la palabra hebrea y griega se cambió, en el latín, a significar dolor, castigo, paliza, corte, mutilación, desfiguración, inanición y hasta tortura. No es de extrañar entonces que la gente haya llegado a temer la palabra arrepentimiento, la cualse interpreta como castigo reiterado o interminable.
ESCAPAR DEL CASTIGO ETERNO
El arrepentirse no quiere decir que la persona reciba un castigo, sino más bien que cambie su vida, a fin de que Dios le pueda ayudar a escapar del castigo eterno y entrar en Su descanso con gozo y regocijo.
Si comprendemos este concepto, vamos a aceptar y a valorar la palabra arrepentimiento dentro de nuestro vocabulario religioso y no nos causará ansiedad ni temor. En Ezequiel 33:15 podemos aprender más acerca del significado del arrepentimiento: "Si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá".
Analicemos estos tres pasos del arrepentimiento. El primero es el compromiso de "restituir la prenda", lo cual es el paso más difícil en el proceso del arrepentimiento. A qué se refiere cuando dice que "el impío restituyere la prenda"?
En este contexto restituir la prenda quiere decir renovar un convenio hecho con Dios. Cuando hacemos algo malo, no debemos buscar ninguna clase de excusas ni justificaciones, sino que debemos reconocer plena y totalmente el error. No nos justifiquemos diciendo cosas como:
"Si no hubiera estado tan enojado",
"Si mis padres hubieran sido más estrictos",
"Si mi obispo hubiera sido más comprensivo",
"Si mis maestros me hubieran enseñado mejor",
"Si no hubiéramos estado solos tanto tiempo".
Hay miles de excusas como éstas y, a la larga, ningunade ellas es valedera.
TOMEMOS UNA FIRME DETERMINACIÓN
A fin de que nuestro arrepentimiento sea completo, debemos olvidarnos de toda justificación; debemos ponernos de rodillas ante Dios y admitir con toda honestidad que hemos obrado mal. Al hacer esto, abrimos el corazón a nuestro Padre Celestial y tomamos la firme determinación de seguirle.
El comienzo del arrepentimiento consiste precisamente en tomar la firme determinación de dedicarse a Dios y cambiar de vida, y hacerlo. El mejor ejemplo que el Salvador nos dio acerca de la gran determinación de dedicarse a su Padre fue en el jardín del Getsemaní, donde sufrió en agonía y sudó gotas de sangre. Antes, El siempre se había comunicado libremente con el Padre Celestial; pero ahora se encontraba solo para tomar sobre sí la pesada carga de los pecados del mundo. Fue como si los cielos le estuvieran cerrados y que su Padre no quisiera escucharlo. En medio del terrible sufrimiento, hizo el esfuerzo por orar y pidió: "Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42). Tres veces pidió al Padre que lo liberara(véase Mateo 26:36-44), pero no se le dio su súplica, y su alma continuó padeciendo esa tremenda angustia. Aun así, Cristo estaba firmemente decidido a cumplir con la voluntad del Padre; estaba dispuesto a hacerlo, y siguió adelante. Si bien el sufrimiento era espantoso, Jesús fue fiel a la determinación que había tomado de ser obediente en todas las cosas, costara lo que costara. (CONTINUARA..)
Comentarios
Publicar un comentario