UNA vez tras otra sigue recalcándose esta verdad, que el matrimonio y un hogar feliz constituyen la base de una sociedad estable y una vida abundante y feliz. Pero uno de los desencantos de la vida es cuando algo que en otro tiempo fue tan precioso, tan prometedor, puede tornarse a veces en total incompatibilidad . . . y aun enemistad. Como lo ha expresado el presidente McKay: "Es una tragedia verdadera para la pareja que ha vivido bajo el brillo de un amor mutuo, dejar que las nubes de la falta de comprensión y de la discordia opaquen la luz del amor de sus vidas." Parte de la respuesta podría expresarse en estos conceptos del Dr. Hubert Howe: "¿Por qué no sabe la gente cómo permanecer felizmente casada?"preguntó. "¿Qué es lo que tan bruscamente cambia?" Hombres y mujeres, angustiados, abatidos, buscan suplicantes alguna manera de rescatar las esperanzas con las cuales empezaron . . . esperanzas tan reales, tan sagradas. . . Alguien a quien decirlo, alguien por quien hacerlo, alguien que te necesita, alguien con quien compartir. . . ¿Qué fue lo que condujo a esta supuesta razón para separarse? Incontables choques pequeños . . . falta de comprensión . . . egoísmo . . . extravagancia . . . [no saber ser firmes y responsables en asuntos de dinero] . . . la costumbre de guardar secretos . . . falta de intereses comunes [y actividades]. Dejamos que siga este alejamiento y quedamos divorciados en espíritu cuando no ante la ley. . . . [Evítese] la propagación de la monotonía. No permitamos que nuestra conversación llegue a ese pésimo grado de quejas, ira, autocompasión. Nunca olvidemos el tacto, la urbanidad y halagos con que empezamos. No nos desanimemos . . . y si te sorprendes a ti mismo en el acto de estar lamentando el hecho de que no encontraste a la compañera o compañero perfecto, ve al espejo y pregunta: "¿Soy yo el compañero perfecto?" Pregúntate con insistencia una y otra vez; "¿Estoy aportando mi parte, como compañero, al hogar y la felicidad?"Sea cual fuere la causa, cuando dos personas de honor y honradez, de buen carácter y sentido común se comprometen a formar un matrimonio, el salvar el hogar y lafamilia vale cualquier esfuerzo. "No basta el conquistarse un amor sólo una vez. Continuemos reconquistándolo. . . . Al fin y al cabo, de ti depende salvar tu matrimonio." Por Richard L. Evans
UNA vez tras otra sigue recalcándose esta verdad, que el matrimonio y un hogar feliz constituyen la base de una sociedad estable y una vida abundante y feliz. Pero uno de los desencantos de la vida es cuando algo que en otro tiempo fue tan precioso, tan prometedor, puede tornarse a veces en total incompatibilidad . . . y aun enemistad. Como lo ha expresado el presidente McKay: "Es una tragedia verdadera para la pareja que ha vivido bajo el brillo de un amor mutuo, dejar que las nubes de la falta de comprensión y de la discordia opaquen la luz del amor de sus vidas." Parte de la respuesta podría expresarse en estos conceptos del Dr. Hubert Howe: "¿Por qué no sabe la gente cómo permanecer felizmente casada?"preguntó. "¿Qué es lo que tan bruscamente cambia?" Hombres y mujeres, angustiados, abatidos, buscan suplicantes alguna manera de rescatar las esperanzas con las cuales empezaron . . . esperanzas tan reales, tan sagradas. . . Alguien a quien decirlo, alguien por quien hacerlo, alguien que te necesita, alguien con quien compartir. . . ¿Qué fue lo que condujo a esta supuesta razón para separarse? Incontables choques pequeños . . . falta de comprensión . . . egoísmo . . . extravagancia . . . [no saber ser firmes y responsables en asuntos de dinero] . . . la costumbre de guardar secretos . . . falta de intereses comunes [y actividades]. Dejamos que siga este alejamiento y quedamos divorciados en espíritu cuando no ante la ley. . . . [Evítese] la propagación de la monotonía. No permitamos que nuestra conversación llegue a ese pésimo grado de quejas, ira, autocompasión. Nunca olvidemos el tacto, la urbanidad y halagos con que empezamos. No nos desanimemos . . . y si te sorprendes a ti mismo en el acto de estar lamentando el hecho de que no encontraste a la compañera o compañero perfecto, ve al espejo y pregunta: "¿Soy yo el compañero perfecto?" Pregúntate con insistencia una y otra vez; "¿Estoy aportando mi parte, como compañero, al hogar y la felicidad?"Sea cual fuere la causa, cuando dos personas de honor y honradez, de buen carácter y sentido común se comprometen a formar un matrimonio, el salvar el hogar y lafamilia vale cualquier esfuerzo. "No basta el conquistarse un amor sólo una vez. Continuemos reconquistándolo. . . . Al fin y al cabo, de ti depende salvar tu matrimonio." Por Richard L. Evans
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