Uno de los elementos esenciales de la alegría del vivir es la armonía y la felicidad en el hogar. Y al fin y al cabo esto depende del carácter, la cortesía y el buen sentido común. ¿Por qué,por qué será que aquellos que viven unidos en esta relación, la más íntima de la vida, permiten que las riñas y la falta de comprensión destruyan la paz y felicidad del hogar? "Una clase de riñas despeja la atmósfera, como un fuerte aguacero escribió Dorothy Walworth
La otra clase . . . deja feas cicatrices y rencores, que con el tiempo pueden destruir el matrimonio. . . . Cuando César . . . pasó el Rubicón, ya no podía volver y continuar como estaba antes. . . . Si en la riña uno usa palabras groseras . . . si manifiesta una habilidad diabólica para usar precisamente la frase que hiere si uno despiadadamente Evoca todos los fracasos del pasado y desatinadamente destruye
aun sus memorias más felices . . . no puede ya volver sobre sus pasos y continuar su matrimonio precisamente como estaba antes.
. . . Ningún marido o mujer debe tomar con mucha seriedad lo que el uno o el otro dice al final de un día pesado . . . [cuando] se está fatigado o con tensiones [o enfermo] . . . Seamos amables. En estos días todos tenemos algo mejor en que emplear nuestras energías que en estar riñendo con los que amamos. . . . Evitemos el querer salir vencedores en un argumento sólo por vencer. Nuestro esposo o esposa no es nuestro rival; no es alguien a quien arrebatar un triunfo insignificante. . . . Después de una riña siempre debe haber reconciliación. No debe terminar , . . con las dos partes enfurruñadas y sin hablarse por varios días. . . . Uno de los dos deber decir 'lo siento'.
No seamos demasiado orgullosos para decir que lo sentimos. . . . El orgullo es demasiado caro. . . . No insistamos en siempre tener la razón. . . . Una palabra final de advertencia. Sean vuestras riñas en privado. Esta clase de manifestaciones en público indican un gusto pésimo; sólo hay un remedio para ellas: callarse la boca."1 Todo finalmente se reduce al asunto de un buen carácter, cortesía y sentido
común. No tengamos miedo de decir que lo sentimos; y cuando otra persona lo dice sinceramente, aceptémoslo. No permitamos que el orgullo, la terquedad o la estupidez destruya la paz y felicidad de un hogar.
por Richard L. Evans
1Dorothy Walworth, "Don't Be Afraid to Say Ycm're Sorry," Good Housefieeping,
Abril de 1942.
Comentarios
Publicar un comentario