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En un esfuerzo por alcanzar todas mis metas, encontré que las presiones, las decisiones y las preocupaciones del mundo estaban sofocándome. Me acostaba tarde por las noches, no estaba alimentándome bien y trabajaba más de lo acostumbrado, todo lo cual estaba afectando mi bienestar emocional. Me sentía frustrada e incapaz de administrar mis problemas. Oré con la esperanza de recibir la seguridad de que todo estaría bien, pero lo que escuché fue la voz del Espíritu que me decía: "Guarda la Palabra de Sabiduría".
Me sentí confundida y desilusionada, porque no fumaba, no tomaba bebidas alcohólicas y nunca había bebido ni té ni café. ¿Cómo podría aplicar el consejo de guardar la Palabra de Sabiduría? Pensé en las muchas oportunidades en que mis amigas habían mencionado que se sentían desalentadas e incapaces. La mayoría de ellas había superado tales sentimientos y continuado con su vida, mas entre las que todavía se sentían ineptas, el problema común parecía radicar en el orden de sus prioridades; en éste siempre se ponían a sí mismas al final de la lista.
Nunca dedicaban tiempo para comer en forma regular y era muy extraño que fueran a dormir antes de la medianoche. De mala gana tuve que admitir que yo estaba cometiendo el mismo error y que debía cambiar. Primero, dejé de pensar en las cosas que no tenían importancia y concentré mi atención en aquellas que sí importaban. Me esforcé por levantarme temprano para poder tener sueño más temprano. Comencé a ingerir alimentos nutritivos y a hacer ejercicios en forma regular. A medida que desarrollaba estos hábitos, fui sintiéndome en condiciones de planear mejor y nuevamente comencé a tener el control de mi vida.
Entonces muchas de mis preocupaciones anteriores me parecieron sin importancia y me sentí libre para dirigir mis pensamientos y sentimientos hacia otras cosas. Muy a menudo tratamos de correr antes de aprender a caminar. Quizás, todo lo que necesitamos es hacer una reevaluación dé nuestra obediencia a los mandamientos más básicos de Dios antes de intentar alcanzar metas más elevadas.
por Diane Cripe - Liahona Noviembre 1998.
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