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En un estudio se preguntó a diez mil estudiantes de secundaria en Kansas qué pregunta harían a sus padres deseando recibir una respuesta honesta; a lo que un 80%respondió: "¿Me aman?".
La segunda pregunta en popularidad fue: "Si tuvieran la oportunidad de volver hacia atrás, ¿me querrían tener en la familia otra vez?"
Cuan importante es que los padres den a sus hijos seguridad y les ayuden a adquirir autovalía, haciéndoles saber que son amados y necesitados. Debemos amarlos incondicionalmente, de la misma manera que el Salvador nos ama a nosotros, usando nuestro tiempo, nuestras energías, nuestras habilidades, nuestra comprensión, y nuestro interés para ayudarlos a reconocer su relación con su Padre Celestial y su divino potencial como hijos suyos.
El presidente Joseph F. Smith nos aconsejó:"Padres, si queréis que vuestros hijos sean instruidos en los principios del evangelio, si queréis que amen la verdad y la entiendan, si deseáis que os obedezcan y se unan a vosotros, ¡amadlos!; mostradles que los amáis con toda palabra o acto relacionados con ellos. Por vuestro propio bien, por el amor que debe existir entre vosotros y vuestros hijos, pese a lo rebelde que sea o se porte éste o aquél, cuando les habléis, no lo hagáis con ira: no lo hagáis ásperamente con un espíritu condenador. Habladles con bondad; sometedlos y llorad con ellos si es necesario, y de ser posible, procurad que viertan lágrimas con vosotros. Suavizad sus corazones; procurad que se enternezcan hacia vosotros. no empleéis el látigo ni la violencia... tratadlos con la razón, con la persuasión y con amor no fingido. Si no podéis conquistar a vuestros hijos por estos medios . . . no habrá manera en el mundo con que podáis conquistarlos." (Doctrina del Evangelio, capítulo 16, pág. 10.)
El Señor requiere que los padres sean héroes En la reunión general del sacerdocio de abril de 1976, el presidente Spencer W. Kimball citó a Waíter MacPeek:"Los muchachos necesitan muchos héroes como Lincoln y Washington. Pero también necesitan tener héroes cerca de ellos. Necesitan conocer personalmente a algún hombre de gran fortaleza e integridad de quien puedan aprender. Necesitan encontrárselos en la calle, ir en caminatas con ellos, verlos cerca del hogar, todos los días, en toda clase de situaciones; sentirse lo suficientemente cerca como para hacerles preguntas y hablar de hombre a hombre con ellos." ("Los héroes de la juventud", Liahona, agosto de 1976, pág. 38.)
En lo que se refiere al evangelio, estos héroes deben ser los padres.
LIAHONA/SEPTIEMBRE de 1982
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